¿Qué hacer cuando vez tu entorno cambiar tan abruptamente? ¿Que sentir, cuando lo que pasa por tu mente es un sentimiento de inseguridad que se te abalanza implacable con cada noticia que te llega a los oídos?
Recuerdo cuando Ocotlán era un pueblo-ciudad tranquilo en el que podías caminar por las calles en las noches con la única preocupación del próximo regaño de los padres (¿Qué horas son estas de llegar?).
Recuerdo cuando las noticias sobre balaceados, destazados, descuartizados, narco-mantas, guerras entre carteles por las plazas, narco-menudistas muertos en plena luz del día, levantones y secuestros exprés. Camionetas sospechosas transitando por las calles amedrentando hasta a los mismos policías, recuerdo cuando todos esos temas eran exclusivos de los noticieros nacionales, sucesos lejanos en otros estados y países.
Hoy, todo eso está aquí y ahora.
Poco a poco me estoy acostumbrando a la inseguridad, a mirar con detenimiento cualquier individuo sospechoso, cualquier camioneta con polarizados, cualquier par de lentes obscuros.
Poco a poco me estoy acostumbrando a escuchar que encontraron muerto a fulano, o a sutano en alguna colonia de por aquí. Me es normal encontrarme rezando por mis seres queridos varias veces al día, suplicándole a Dios, Jehová, Buda, Alá, El Universo, La Madre Tierra, La Naturaleza, o como se llame, que proteja a mi gente, a mis familiares y amigos que los aleje de todo sufrimiento y violencia.
Poco a poco, mi mente comienza a llenarse de aversión por las autoridades que me gobiernan (A nivel municipal principalmente) por no cumplir lo que prometieron. No les pedí mucho, solo algo de tranquilidad para yo hacerme cargo de mi vida. ¿Era mucho pedir?
Ahora, nuestras autoridades municipales libran batallas internas, con el único afán de sobrevivir a esa inundación de malas decisiones, malas ideas y pésimas formas de gobernar. Se ahogan en su propio cochinero que han creado en los últimos dos años.
Lo triste es que todavía hay mucha gente que no se da cuenta, ciegamente siguen apoyando a la actual administración experta en dar “pan y circo” al vulgo mientras los verdaderos problemas de fondo se van gestando y no serán visibles hasta que sea demasiado tarde.
Hoy, cuando los mexicanos nos enorgullecemos más de ser lo que somos, siento con gran pena que mi ciudad, no sea la de antes. Que mi ciudad, no sea el lugar tranquilo y pacifico que tanto me gustaba presumir. Siento mucho que la gente buena de Ocotlán tenga que soportar las penurias de vivir en un ambiente hostil al cual, irremediablemente tiene que adaptarse.
Siento mucho que nuestros gobernantes, sean de una mente tan estrecha, que no sepan el problema en que nos han metido.
VIVA MEXICO!!