Un poco de filosofía antes de dormir… volvemos a las andadas… algo de tequila para aligerar la lengua y los dedos… dejemos que el teclado sea el receptáculo de las ideas, de los sentimientos.. De los más grandes anhelos.
Donna Lewis me canta al oído sobre el amor, típico tema, mítico tema, incomprensible tema. Hoy un alumno me dijo que escribiría sobre el amor. Yo le contesté que escribiera sobre algo real y no sobre falacias. Tal vez mi comentario sea una falacia en sí, o tal vez sea una verdad universal de la que no todos estamos dispuestos a creer.
Hoy, una epifanía se me presentó como un mazo que golpea mi cabeza con inclemente violencia. No soy dueño de las personas que quiero o aprecio. Aunque la felicidad de aquellos seres que llenan las páginas de mis diarios mentales crea yo tener, o ser el autor intelectual. La verdad es que no es así. Cada uno se forja su propia felicidad, su propio destino basado en las decisiones que se toman. No tengo el control… no debo tener el control… ¿Quién soy yo para si quiera tratar de llevar las riendas del destino de las personas que quiero? ¿Su amigo?... eso no me da derecho. Solo el privilegio de sentarme en el palco del teatro de sus vidas. Aplaudirles.. o llorar con ellos.. Más no intervenir.
El anhelo enorme que a veces siento de poder ser un ente supremo… que pueda resolver, arreglar y sobre todo, enaltecer la vida de mis seres queridos, me atormenta.
La realidad me golpea y me trae de nuevo a este plano, en donde mi papel, como simple espectador de la vida de mis semejantes es el de un escribano, de una pluma y un papel que registra fielmente en el pergamino de la mente los sucesos, dolorosos y gozosos que me rodean.
No puedo intervenir, no puedo decidir, no tengo el derecho, no soy nadie para hacerlo.
Pero me consuela una cosa, y es la de estar ahí. Justo ahí. En el momento adecuado (espero yo) para poder, consolar, festejar, reír, llorar, mirar, o simplemente escuchar. Ese es mi derecho, mi castigo y mi tormento.
Mi mente se vuelve difusa, etílicamente me vuelvo incapaz de seguir divagando en este momento, pero me quedo con una reflexión.
Un amigo no es aquel que interfiere en la vida de sus seres queridos.. esté o no de acuerdo con sus decisiones. Sino el que esta ahí, cuando se les necesita, sin juzgar, ni reprochar…
Dios!... dame fuerzas para ser el amigo que esas personas merecen!... tan brillantes, tan estimadas, tan admirables…
Así seré… así sea…