En mis tiempos de estudiante de periodismo, varios maestros me explicaron el término “chayote”, el cual consiste en el regalo, soborno que los funcionarios públicos le dan a los periodistas, o dueños de medios de comunicación, para censurar, destacar o manipular una nota.
Este fenómeno cucurbital es muy común desde la época de Gustavo Díaz Ordaz, periodo en el cual se acuña tan curioso término.
A nivel municipal, se puede apreciar este fenómeno entre los medios de dudable reputación y ética periodística que por cierto son muy fáciles de reconocer por su estilo de redactar (o de decir en caso de la radio) las notas, con lenguaje vulgar, prosaico y en ocasiones usando léxico lleno de obscenidades, sin firma en las columnas ni en las notas de opinión. Una estructura caótica y una redacción pobre.
De igual manera si se realiza un monitoreo de los medios, se pueden detectar aquellos que pudieran recibir los famosos “Chayotes” (que pueden llegar a ser de millones de pesos) al experimentar cambios abruptos en su ideología y estilo, tendencia o color de las notas sin que exista razón aparente (como un cambio en su mesa directiva por ejemplo). Y siendo todavía más notables esos cambios cuando entra en funciones una nueva administración pública.
Afortunadamente el porcentaje de medios “chayoteros” es mínimo, comparado con aquellos que siguen la ética del periodismo y honran el oficio.
En estos días, los periodistas y medios corruptos son tratados por los ciudadanos de la peor manera posible para un trabajador de la comunicación, con indiferencia. La indiferencia es la falta de atención, la falta de reacción y por consiguiente falta de acción ante esas notas que, a vistas de todos son infundadas, manipuladas y torpemente redactadas.
Muchos medios de comunicación que siguen esas prácticas poco éticas, están destinadas al fracaso y a la extinción. Por su misma forma de subsistir, por la falta de respeto que tienen para con sus radioescuchas, televidentes y lectores. Y sobre todo porque la ciudadanía no es tonta y sabe a quienes tomar en serio y a quienes tomarlos como una simple tira cómica de fin de semana.
A quien le quede el saco… que se lo ponga.
Ah, mira, me leíste la mente...o ese archivo extraviado en mi memoria que hablaba precisamente del chayote y de sus más fieles seguidores ocotlenses...
ResponderEliminarEn fin, ya pronto regreso a las andadas terapeúticas de la doctora tecla...pronto.