martes, 29 de junio de 2010

Somos lo que escribimos

La internet es de los pocos lugares en este mundo al que le puedo llamar realmente una plataforma de libre de expresión. Aunque, la agenda periodística de los medios de comunicación hasta cierto punto afecta y dirige la mayoría de las opiniones vertidas en la internet, todavía uno se puede dar el lujo de escribir lo que uno trae en los más recónditos lugares de la mente. Criticado, si. Pero libre. Elogiado (a veces), pero nunca influenciado.

Es divertido cuando a veces me encuentro con intentos tan bizarros que colindan en lo patético por limitar o mermar la libertad de expresión en la internet.

El Facebook, por ejemplo. Al principio criticado hasta por mí, ahora a mi parecer, es una de las muestras más fehacientes y autenticas de la democracia y libertad en el ciberespacio. Muchos servidores públicos se han dado cuenta de ello y han comenzado en los últimos años a sacarle provecho a esta herramienta para estar más en contacto con la gente. Muy loable y admirable.

En los últimos días, se ha visto un caso con el perfil del H. Ayuntamiento de Ocotlán, el cual, como muchos otros ha hecho uso de esta plataforma. En este caso con lamentables resultados. Lo que evidencia su falta de conocimiento en estos menesteres de la red de redes. Es evidente que se ha perdido el control de los comentarios arrojados en ese perfil, convirtiéndose en una sarta de dimes y diretes entre personajes que no comparten las mismas ideas políticas e ideológicas.

Comentar no está mal. Es un ejercicio normal, y casi obligado, en la internet. El problema radica cuando los comentarios se salen completamente de contexto y pasan a ser insultos vacios y sin sentido que no llevan a nada.

Una cosa es expresar una opinión, que puede llegar a ser fuerte o hasta cierto punto agresiva, pero sin que se pierda su esencia y su fondo. Y otra muy diferente es usar el perfil del ayuntamiento para hacerse llamar la atención, y crearse una falsa importancia con ordinarieces dignas de los arrabales.

El respeto radica en la intención de lo que escribimos, el “por qué” escribimos, la razón que lo sustenta.

Ahora bien, tomando en cuenta lo anterior, uno puede expresarse libremente, como derecho inherente de cada usuario. No existen críticas constructivas o destructivas. Sino bienintencionadas y malintencionadas. Cada quien que haga su examen de conciencia al respecto.

Esto me lleva a un hecho que me causó mucha risa. Y que tiene que ver con las supuestas demandas que ha puesto el Ayuntamiento contra quienes usen el nombre “Ocotlán Jalisco” en cualquier red social.

Triste, patético y sin fundamentos.

Cualquier estudiante de primeros semestres de Informática y de Derecho puede decir que no existe legislación alguna para sustentar tal barbaridad. Y que simplemente esa aberración fue el resultado de una falta de información y de un arrebato, como consecuencia del caos visto en el perfil del Ayuntamiento en fechas anteriores. Demandas improcedentes e inexistentes.

¿Controversia constitucional?, creo que me salté la clase de Derecho Constitucional en el Tecnológico donde se analizó el Articulo donde habla de las redes sociales en la internet y el uso de los nombres de perfiles. (Puro sarcasmo eh!)

Patadas de ahogado, como diría mi abuela. Y que pasarán al olvido al ser sustituidas por nuevos comentarios, nuevas conversaciones y nuevas publicaciones.

Así es la vida aquí en este universo virtual, aunque creo que es más real de lo que pensamos. Ya que aquí, se vierten las verdaderas esencias, ideas y peculiaridades de los seres humanos. Afuera, seguimos con las mascaras y las hipocresías, pero aquí, aquí somos lo que escribimos.



P.D. ¿Alguien sabe lo que son las Tarjetas de Video Inalambricas?

jueves, 10 de junio de 2010

Una marcha de Honor.

Un hecho, en especial, es el que invade mi mente en este momento.

La desafortunada muerte de un miembro valiosísimo de la comunidad de integrantes de las bandas de guerra de aquí Ocotlán. Erick, aunque en los últimos años no tuve tanta comunicación con él, va a ser inevitable que lo extrañe. Una gran persona, y sobre todo un idealista como pocos he conocido. Visionario y emprendedor, carente de miedo ante los retos que la vida le daba.

La noche de su velorio, pude constatar una vez más la unión que existe entre los integrantes de las bandas de guerra de Ocotlán. Varias generaciones de banderos nos encontrábamos presentes, bajo un mismo y trágico motivo.

Es triste reencontrase con seres queridos bajo circunstancias tan adversas. Pero a pesar del hecho, me di cuenta de que las amistades que se forman en filas, con pies adoloridos, sudor cayendo a los ojos sin podértelo limpiar, sosteniendo un instrumento entre las manos, poniendo el alma en cada nota, en cada golpe al parche, en cada paso. Esas amistades se forjan en un halo de disciplina y honor que solo los integrantes de una banda de guerra pueden sentir.

Al escuchar a la Banda de Guerra del Tecnológico. Mi banda de guerra, mi añorada banda de guerra, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas.

No pierdo la esperanza de que, algún día, no muy lejano, vuela a colgarme un tambor en mi hombro y empuñar con fuerza un par de baquetas, y así honrar al héroe caído. Al ser que ahora se encuentra en un lugar mucho mejor que este.

Descanse en paz, Erick.

Reflexiones Cinéfilas

Al entrar a una sala de cine, se tienen muchas expectativas sobre lo que uno experimentará en la siguiente hora y media. A veces uno sale ...