martes, 26 de abril de 2011

Añorando...

Me encontraba en el negocio, checando algunos pendientes, tratando que mi cabeza se ocupara de otras cosas que no fueran las mismas de hace varios días. Cuando decidí entrar a YouTube y escuchar algo de buena música.


Me encontré con un video que me hizo sentir tantas cosas que se los comparto en estos momentos.

Alex, Jorge y Lena son, artistas del momento, como bien lo saben, su música Pop, que para algunos es bastante simple, para mi es sincera, agradable y sobre todo inofensiva. Letras honestas con el único afán de transmitir sentimientos.

Aquí tienen el video:


http://youtu.be/JNKicIy0l6o


Al terminar de verlo, mis ojos estaban llenos de lágrimas ante una muestra de amistad, compañerismo y diversión que no he tenido en muchos años.


Tengo varios meses que decidí ya no tomar ni fumar. Lo hice por salud mental y física. Pero juro, por lo más sagrado que me dieron unas ganas increíbles de volver a sentir esa felicidad, esa paz, ese regocijo de sentirme divertido, de ver a mis amigos divertirse con algo tan simple pero a la vez tan enorme como es la compañía de los queridos amigos.


Al ver esas imágenes, me dieron muchísimas ganas de volver a sentir la embriaguez en mis venas, que me hacían ser autentico, sin tapujos, sin secretos, sin miramientos. Ser puramente yo. Sentirme aceptado, querido, por mis amigos. Mis amados amigos, sin los cuales ahorita estaría sumido en un mar de amargura del cual no podría salir.


Ver a Alex con su cigarro, me hizo añorar una vez más el dulce sentimiento de libertad que la nicotina me daba al entrar en mi sistema. De mirar a mi alrededor y encontrarme con sonrisas por todos lados. Con aceptación, con paz, con libertad, con la ¡maravillosa ignorancia de las broncas!.


Extraño la capacidad de mandar todo al carajo y entregarme a ser feliz, por lo menos por unas horas. Extraño poder respirar profundamente y llenar mis pulmones con valemadrismo.


Tengo ganas de gritar!!.. de cantar!!!.. de llorar!!!.. tengo tantas ganas de que aquellas imágenes del pasado, se transformen en un “ahora”.


Al ver a Alex, Jorge y Lena, disfrutar de su mera compañía, rodeados con frases como “el dinero es para gastarlo”, trucos de magia, anécdotas, confesiones divertidas, risas y más risas, la nostalgia y las lágrimas llenaron mis ojos.


Me gustaría vivir, una vez más, la libertad que sentía hace muchos años, cuando era joven y mi cabeza no estaba llena de tantas cosas. Me gustaría emborracharme y fumar como antes. Sin ninguna preocupación en mi mente, sin ninguna pena en mi alma, sin ningún remordimiento… pero una vez más, la realidad me golpea como un mazo, regresándome al “hoy”.


Los quiero mucho.

jueves, 21 de abril de 2011

Poco a poco...


La muerte de mi padre ha desencadenado una serie de hechos que han marcado mi vida para siempre.

Mi relación con mis hermanos, aunque distante, se ha vuelto cordial, diplomática, mas llevadera.

Con mi madre, de por sí nuestra relación era excelente, ahora se ha tornado mas estrecha, como si fuéramos parte de un equipo, cómplices inexpertos en una nueva aventura.

Los días pasan, y cada uno trae un trozo pequeño del enorme rompecabezas de la realidad.

Mis amistades han sido, como lo he dicho anteriormente, una parte importante en esta transición. El saberme apoyado me ha ayudado a tener la seguridad necesaria para la toma de decisiones.

No pasa un día en que no tenga presente a mi padre y sus enseñanzas, la casa esta llena de el. Ahora, se ha vuelto omnipresente. Así debe ser.


Siento, muy en el fondo que todo va a estar bien, laboralmente el negocio esta avanzando, poco a poco, pero con paso seguro. Profesionalmente, se vislumbran tiempos mejores. Familiarmente, pues, hay ciertos detalles que hay que arreglar con algunos parientes, pero en general estamos bien. Personalmente, comienzo a definir lo que quiero para mi, y lo que deseo que pase en el futuro. Tengo el apoyo de excelentes amistades y personas valiosísimas.

Por lo pronto, me siento tranquilo, con mi tristeza, pero tranquilo.  Las cenizas de Don Ramiro ya descansan en su nicho permanente (el numero 179 en el templo de San Felipe en Ocotlán), y el sentimiento de que vive en mi, y en mis seres queridos, es cada vez mas fuerte. 

jueves, 14 de abril de 2011

Aturdido, triste, pero fuerte.


El debate en mi cabeza, en si debía escribir sobre la muerte de mi padre o no, terminó. El miedo de intentar expresar en palabras lo que mi mente y corazón tienen dentro, sigue presente. Pero también estoy consiente de mi necesidad inherente de escribir.  

Mi padre falleció el 22 de Marzo a las 12:20 de la tarde, por un infarto.

Don Ramiro siempre fue una presencia poderosa en donde fuera. Su carácter fuerte, recio y decidido siempre lo caracterizó. Su habilidad de tomar decisiones siempre acertadas, casi proféticas, era de admirarse.

Desde muy chico supo lo que era ser el sustento de una familia. Gracias a él, tanto su madre como sus hermanos y hermanas pudieron salir adelante en una época donde la pobreza y miseria era un factor casi común en la ciudad.

Precozmente y obligadamente madurado, don Ramiro, supo valerse por si mismo desde muy temprana edad. Con un temperamento fuerte y explosivo, era consciente que no le caía bien a muchas personas, cosa que le preocupaba muy poco. Sabía lo que quería, y sabía como obtenerlo.

El trabajo duro, la responsabilidad ante el deber, el estoicismo y pragmatismo siempre lo caracterizaron. 

Su habilidad para resolver problemas siempre me sorprendió desde niño.

A mi padre nunca le asustó el trabajo, al contrario, lo preponderaba casi a cualquier cosa. Mas de 40 años de su vida se lo dedicó a su labor como obrero en una fábrica local. Sin estudios mayores que la primaria, don Ramiro logró, a base de muchos años de experiencia, dominar su oficio de una manera magistral, poniendo en su lugar a cuanto “ingenierito” le quisiera decir lo que tenía que hacer (cosa que, al parecer, le causaba mucho placer).

Cabeza de familia, esposo y padre. Proveedor intachable, se encargó de que, mis hermanos y yo, tuviéramos estudios profesionales. “Mi herencia para ustedes es la educación que les di” recuerdo haberlo escucharlo decir eso hace años.

Al ser sus hijos, mis hermanos y yo, heredamos su carácter, su forma de ser fuerte y decidida. Era normal que las diferencias entre nosotros se dieran lugar. Varias veces, lo confieso, reñí con mi padre. Ahora, desearía que estuviera aquí, para seguir riñendo, por lo menos.

Mi padre se fue en un buen momento, feliz, pleno, disfrutando de los frutos de toda una vida de sacrificios y trabajo duro. Sus últimos años fueron de felicidad, gozo y por que no decirlo, valemadrismo. 

Los problemas eran nimiedades para don Ramiro. Nada podía perturbar su existencia, su rutina era la de una persona feliz.

Mi corazón esta lleno de tristeza, me hace mucha falta, lo extraño y me duele en el alma el ya no poder verlo en persona, escucharlo y sentirme protegido por su presencia.

Ahora, con mi mente llena de recuerdos y mis ojos llenos de lagrimas que se niegan a salir, trato de seguir adelante. Tengo una razón muy poderosa para hacerlo. Mi madre. Mi posesión mas valiosa. Impregnada (por osmosis, al parecer) de valor, fuerza y coraje, característicos de mi padre.

Hoy, a 23 días de su imprevista y súbita muerte, (La muerte de los justos, dirían) sigo con mi desesperada e interna tarea de figurarme lo que va a ser de mi vida. Trato de ordenar tantas cosas en mi cabeza, asimilar mis nuevas responsabilidades. Estafeta que orgullosamente y humildemente acepto.

Aturdido, triste, pero fuerte.

No me acostumbro a la idea de que ya no esté. Y creo que nunca me acostumbraré. Mas sin embargo, estoy consiente que tengo que aprender a vivir con esta realidad.
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Quisiera agradecer a todas las personas que estuvieron a mi lado, físicamente y espiritualmente en esos momentos tan difíciles y los días que les siguieron. Su compañía, oraciones y buenos deseos, fueron muy importantes para mi y mi familia. Siempre les estaré agradecido.

Muy en especial, quisiera agradecer a mis queridos amigos y hermanos del alma: José Luis (Chelís), Rodrigo (Roy) y David (el Deivi). Gracias por marcar mi vida para siempre, gracias a ustedes, no hubiera tenido la fuerza necesaria para sobrellevar este trance. No pasa un día, en que no le agradezca a Dios por su amistad. 

Alrededor de la tragedia, burbujea la bondad. 


Reflexiones Cinéfilas

Al entrar a una sala de cine, se tienen muchas expectativas sobre lo que uno experimentará en la siguiente hora y media. A veces uno sale ...