sábado, 10 de diciembre de 2011

¿Bandas de Guerra o Bandas de Musica?

Casi 12 años de mi vida los dediqué al noble arte de las Bandas de Guerra. Desde la preparatoria, donde aprendí a base de dolores de cabeza y de panza a sacar mis primeras notas en la corneta, hasta la imponente y magnifica inauguración de un Encuentro Nacional de Bandas de Guerra y Escoltas de los Institutos Tecnológicos en un estadio repleto con más de 40 bandas de guerra tocando al mismo tiempo.

 
Soy Bandero, aún después de años de no formarme en una línea de tambores o de cornetas, aun después de no mirar al frente sin importar lo que suceda a mi alrededor, aun después de sentir el hombro dormido y la espalda partida después de 3 horas de formación, soy bandero aun después de que hace tiempo que una baqueta no vuela en pedazos desde mis manos, que un parche se rompe sucumbiendo a la fuerza de mis golpes.

 
Extraño esos días, en los que mi pelo debía ser extremadamente corto, y mi barba inexistente. Extraño ver mi uniforme en mi closet, esperando ansiosamente a ser portado nuevamente. Extraño el olor a pulimento, las ampollas en las manos después de apretar mi tambor, la pintura para zapatos y los protectores para el tan peculiar “cuas” “cuas” “cuas” en el paso redoblado.

 
Extraño verme en el espejo y sentirme orgulloso de pertenecer a la mejor banda de guerra de todo el estado de Jalisco (Si, Cd. Guzmán, aunque les duela). Extraño caminar orgulloso por las calles hacia una “tocada” y que la gente se me quedara viendo, reconociéndome como parte de “La banda del TEC”.

Extraño cundo las bandas de guerra tocaban marchas reglamentarias, militares, con garbo y postura. Orgullosamente duras, agresivas, fuertes, serias, maduras, imponentes, a 120 pasos por minuto. Extraño las notas lastimeras de la “Dragona”, la alegría de “Llamada de Músicos”, la potencia y magnificencia de “Ataque”, el ritmo tan agradable de “Llamada de Tropa”… entre tantas mas marchas que me gustaba interpretar con mis compañeros.

 
Ahora, veo tristemente que las bandas de guerra ya no interpretan esas marchas, por lo menos no en presentaciones, eventos, concursos o encuentros. Prefieren las marchas de fantasía y las canciones. No los culpo, al publico le gusta el show, aplaude el espectáculo, el malabar con las baquetas. Ya no se conforma con las clásicas evoluciones. “Pan y Circo” como bien reza el dicho popular. Las escucho y no dejo de imaginar a las bandas de música de las universidades de los Estados Unidos.

Soy un Fundamentalista en cuanto a Bandas de Guerra se refiere, disfruto las marchas reglamentarias, las evoluciones y los toques de tambor sin tanto malabar.

Ancio el día en que pueda contemplar una vez más una buena banda de guerra, tocando “Ataque”, o la “Diana Antigua” en un desfile mientras se abre paso entre la gente, como una vez lo hice yo….









sábado, 3 de diciembre de 2011

Violencia, cotidiana, violencia

¿Qué haces cuando sientes los estragos de la violencia tan cerca?

Que sentir cuando un ser querido es alcanzado inevitablemente por un hecho atroz, aparentemente sin sentido y brutal. Digno de ser considerado como lo contrario a todo lo que tiene que ver con el sentido del humanismo.

Escribir sobre la violencia en nuestra sociedad, comienza a ser in cliché, bastante molesto para mi gusto, ya que eso quiere decir que este tema es cada vez más común y corriente. Pero en esta ocasión lo hago arrastrado a un hecho que ha sacudido cada fibra de mi ser. El atentado contra la vida de uno de mis amigos.

La posibilidad de que, en estos momentos, estuviera lamentando su muerte me hace pensar en lo valiosa que es la vida, valiosa y al mismo tiempo subestimada.

En cuestión de segundos, una vida puede ser consumida y por ende, afectar a muchas mas en un contexto de inestabilidad e inseguridad cada vez mas cotidiano.

¿Qué hacer?

No lo sé, simplemente reaccionar de la manera más civilizada, moral y coherentemente posible. Dar gracias a los dioses por el hecho que no pasó a algo peor, comentar entre amigos las posibles causas y desear desde lo mas profundo de nuestras individuales creencias, que nuestro amigo se recupere pronto. Aunque sabemos, que no será pronto…

Pienso en el hecho y a veces no lo creo, no creo que la violencia este tan cerca, sea tan palpable, tangible, casi perceptible por el olfato. ¡Hasta donde hemos llegado!

Tratar de explicar, cómo la sociedad ha llegado a este punto tan intrigante, tan inestable, se los dejo a los antropólogos y especialistas. Yo simplemente me dedico a cuidarme a mi y a mi gente, recomendar que hagan lo mismo y elevar una plegaria a quien me quiera escuchar para que, esto no vuelva a pasar… trato de vivir mi vida lo mas dignamente posible, no hacer daño a persona alguna y profesar la honestidad. Vivir y dejar vivir. Aunque, al parecer, eso no inmuniza de que algún día, “nos toque”.

Reflexiones Cinéfilas

Al entrar a una sala de cine, se tienen muchas expectativas sobre lo que uno experimentará en la siguiente hora y media. A veces uno sale ...