martes, 6 de junio de 2017

Una chaqueta, muy sucia...

Los seres humanos, por naturaleza tendemos a estar en conflicto con nuestro entorno, a tal grado que nos esforzamos por cambiarlo y adaptarlo a nuestras necesidades con una vehemencia casi viral. 

La tendencia debería ser al revés y que, nosotros, los humanos deberíamos adaptarnos a nuestro entorno y evitar violentarlo lo más que se pueda, asumiendo que, de no ser así estaríamos cometiendo una seria estupidez...

Pues, estamos cometiendo esa estupidez... 

El daño al medio ambiente es evidente. Desde la aparición del hombre en este planeta, los ecosistemas se han visto afectados de manera incontrolada debido a la falta de respeto y avaricia del llamado "homo sapiens". Los avances en la ciencia y a tecnología están encaminados casi en su totalidad a la obtención de recursos, insumos, productos y servicios que las personas requieren, sin importar el daño que esto acarrea. 

Especies extintas o en peligro de serlo, cambios en su comportamiento al presentarse contaminación acústica y lumínica en sus hábitats naturales. Presencia de químicos en los mares ha matado a muchos animales hasta nuestros días.

La desertificación de áreas verdes, tala incontrolada, falta de lluvia, agua contaminada y otras variables, afectan a las plantas de manera irreversible. 

El calentamiento global debido a la emisión de gases contaminantes a la atmósfera parecía un fenómeno tan lejano hace un par de décadas. Sin embargo, hoy es una terrible realidad, el cambio climático se esta sintiendo al presentarse tormentas atípicas, huracanes inusualmente fuertes, heladas mas crudas, olas de calor con sus consecuentes enfermedades. 

Un ejemplo muy claro, y que veo a diario en mi ciudad, es el problema de la basura. Ya que muchas personas, con una apatía total hacia lo que se encuentra fuera de su hogar, saca sus bolsas de basura y las deposita en las esquinas sin ningún miramiento o atisbo de conciencia. No sabiendo que esto ocasiona un foco de infecciones, malos olores, contaminación visual y aparte un peligro para los peatones que al verse obstruida la banqueta optan por bajarse y exponerse a un accidente.

Y sin que esto fuera suficiente, en época de lluvia, esa basura bloquea el flujo del agua a las coladeras, ocasionando inundaciones que dañan el patrimonio de muchas familias.



Una acción egoista, arraigada a la cultura del Ocotlense (y del mexicano en general) desde hace generaciones que pude ser modificada si tomamos conciencia de lo que estamos haciendo y provocando.

Pero ¿Se puede hacer algo al respecto?, ¿Estamos a tiempo para cambiar las cosas?

Este humilde chaquetero piensa que si. Y todo comienza desde casa, desde nuestra familia. Cambiando costumbres dañinas y concientizando a los niños y jóvenes sobre la verdadera importancia y poder que tienen sobre su entorno con actos que a sus ojos pueden ser simples pero que pueden repercutir de manera inconmensurable si se convierten en hábitos o prácticas comunes. 

Algo tan sencillo como esperar a que el recolector de basura llegue para sacarla, llevar las bolsas a los contenedores designados. Educar a los niños a no tirar basura en las calles, a mantener limpias sus áreas de convivencia. A los adultos, a predicar con el ejemplo, a buscar alternativas correctas para el manejo de nuestros desperdicios (lo correcto no siempre es lo mas fácil... pero sigue siendo lo correcto).

¿Como podemos exigir que nuestros gobernantes sean honestos y realmente dedicados al bien común? Cuando nosotros no hacemos lo propio y actuamos egoístamente delegando problemas a alguien más... , ¿Como podemos reclamarle a un político por aprovecharse de su posición?, cuando nosotros hacemos lo mismo a la primera oportunidad... ¿Con qué cara criticamos lo que el vecino hace?, cuando nuestros actos reflejan lo mismo o a veces cosas peores.

Seamos coherentes en lo que decimos con lo que hacemos, dejemos a un lado la doble moral y actuemos responsablemente. Si queremos un cambio social, no intentes cambiar a los demás sin antes no haber cambiado tu. 




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